top of page
  • Jayro Sánchez López

21 años sin Enrique Urquijo

El músico falleció en el barrio madrileño de Malasaña en 1999


Jayro Sánchez*

Alcorcón, 14/11/2020


Este martes se cumple el vigésimo-primer aniversario de la muerte de Enrique Urquijo Prieto, uno de los grandes genios del pop-rock español y del panorama musical de la Movida madrileña. A pesar de que falleció antes de cumplir los 40 años, el compositor madrileño publicó una veintena de discos con tres grupos realmente exitosos: Tos, Los Secretos y Los Problemas. Además, colaboró con artistas de la talla de Joaquín Sabina, José María Granados, Manolo Tena, Antonio Vega o Mikel Erentxun, y sus canciones inspiraron a célebres músicos como Pau Donés, Quique González y Eva Amaral.


Enrique Urquijo en la portada de su disco "Adiós tristeza" (1991)


Comienzos

Enrique Urquijo nació el 15 de febrero de 1960 en la clínica madrileña La Milagrosa, donde también vendrían al mundo sus hermanos Javier (1958) y Álvaro (1962). Se crio en un espacioso apartamento de alquiler en el número 5 de la calle Rodríguez San Pedro, en el barrio de Argüelles. En él residían siete personas: los tres hermanos, sus padres, Javier y Mariluz, su abuela materna, también llamada Mariluz, y el hermano de su madre, Manuel.


Los pequeños de la familia fueron matriculados en el colegio FEM, ubicado en la zona de Metropolitano. Esta institución, cuyo nombre deriva de las iniciales de sus tres fundadores (Félix Mazón, José Luis Esteban y José Luis Moreno), era relativamente moderna: la habían creado en 1959, y los miembros de su primera promoción se habían graduado en 1967, tan solo un año antes de que el futuro músico entrara en ella.

Sin embargo, el centro educativo no era demasiado liberal. Tenía fuertes lazos con el catolicismo, y era bastante exclusivo, pues el número de alumnos de cada clase no llegaba a superar la quincena. “Era tremendamente conservador”, aseveró uno de los profesores de Enrique al periodista Miguel Ángel Bargueño, biógrafo de Urquijo. Este maestro también recordaba cómo los alumnos intentaban que él se posicionara políticamente cuando el dictador Francisco Franco, que gobernó en España entre 1939 y 1975, agonizaba en el hospital. “Tenías que ir con un cuidado terrible porque te la podían armar. En el colegio estaban todos los nietos de Blas Piñar”.


Fue en el FEM donde los Urquijo comenzaron a mostrar interés por la música. Los dos profesores más jóvenes y modernos del colegio, María Ángeles González Monclús y Javier Fernández, hicieron que sus alumnos se aficionaran a escuchar canciones de The Who, Don McLean, Neil Young, The Byrds, Jackson Browne... Poco después, el intercambio de discos sustituía al de cromos y los chicos más mayores empezaban a tocar diversos instrumentos.


Tos

El más mayor de los tres hermanos Urquijo, Javier, fue el que contagió la obsesión por la música a Enrique y Álvaro. A su vez, Javier fue influenciado por uno de sus mejores amigos, José Enrique Cano, conocido como “Canito”, para formar un grupo con el que los Urquijo hicieron sus primeras actuaciones.


Esta banda cambió de nombre varias veces entre 1975 y 1978, pero, finalmente, se quedó con el de Tos. Enrique y Canito, como cantantes y compositores, ostentaban su liderazgo. El primero era más ortodoxo y tomaba inspiración del country-rock americano. El segundo prefería el sonido de la “new wave” nacida en Londres durante la década de 1970.Tos compartía local de ensayo con otras incipientes agrupaciones que alcanzarían su debut durante la Movida madrileña, ya en los 1980. Sus miembros trabaron amistad con los integrantes de Mermelada, cuyo cantante, Javier Teixidor, les recomendaría realizar su primera maqueta en el estudio Doublewtronics, dirigido por el productor Jesús Nicolás Gómez.


La banda decidió grabar cuatro canciones: “Máquinas”, “Snoopy y Olga”, “Por ti” y “No llores”. Después, Javier, el “relaciones públicas” de Tos, llevaría la maqueta a distintos disc-jockeys para que sonara en la radio. Juan de Pablos, de la influyente Onda 2, quedó encantado con No llores, una versión de Don’t cry no tears compuesta por Neil Young.


Tras pincharla la dejó en el estudio. Un tiempo después, Gonzalo Garrido la descubrió y se enamoró de ella. Este locutor les convenció para que grabaran una nueva maqueta con la canción Déjame, que tiempo después se convertiría en uno de sus grandes éxitos. Es más, a lo largo de 1979 los llevó de una discográfica a otra para conseguirles un contrato con el que sacar discos. Pero las Navidades se acercaban, así que acordaron seguir con ello después de las vacaciones. No sabían lo que les deparaba el destino.


La muerte de Canito

Javier, Enrique y Álvaro Urquijo cenaron en casa con su abuela, sus padres y su hermana pequeña Lydia la última noche de 1979. Estaban obligados a cumplir con esa tradición, pero sus padres dieron permiso a los dos mayores para salir en cuanto terminaran de tomar las uvas.


El resto de la noche la pasaron en una fiesta que se celebraba en el chalé de un conocido, en la avenida Pío XII. Allí también se encontraban muchos de sus amigos: Canito y su novia, María José Sanz; los hermanos Forteza; Óscar Ruiz; y algunos integrantes de Mario Tenia y Los Solitarios, Mermelada, Nacha Pop y Mamá. Empezaban los 1980, su década. Nada podía preocuparles: Tos comenzaba a despegar, y en la fiesta había chicas, rock and roll y alcohol. Aquel lugar era el paraíso para cualquier adolescente.


La juerga acabó sobre las seis de la mañana. Enrique decidió irse a casa, y Javier se enredó con una antigua novia a la que encontró casualmente allí. Pero algunos de sus amigos, incluido Canito, decidieron continuar la celebración en otra casa ubicada en Villalba. Salieron en cuatro coches y tomaron la Nacional-VI, que conecta Madrid con La Coruña. A la altura de La Nava, José Enrique y el resto de ocupantes de los dos primeros vehículos pararon en el arcén para esperar a los demás porque sus automóviles no eran tan potentes. Canito salió de su coche y se acercó al de sus amigos, contra el que unos minutos después chocó otro conductor ebrio.


Unos guardias civiles que pasaban por allí trasladaron a los accidentados al puesto de socorro de Villalba. El batería de Tos, el herido de más gravedad, fue transportado al hospital de El Escorial en ambulancia, pero allí no podían hacer nada por él. Tuvieron que bajarlo a Madrid de nuevo. Fallecería el 3 de enero de 1980 en el hospital Ramón y Cajal.


Los Secretos

Enrique ya era de por sí un chico muy tímido, sensible e introvertido, pero la temprana muerte de su querido amigo fue un golpe que convirtió esa introversión en su legendaria aura de tristeza. El accidente le afectaría tan profundamente que llegó a incluir la canción “Volviendo a casa”, compuesta por Javier Teixidor tras el accidente, en uno de sus discos tras cambiar el título por el de “Nacional VI”.


Por otro lado, Tos y su más cercano círculo musical decidieron hacer un concierto en homenaje al fallecido. En principio, este iba a celebrarse en una sala de pequeñas dimensiones con el objetivo de honrar a Canito, pero Onda 2 y Radio Televisión Española (RTVE) quisieron acudir para retransmitir el acontecimiento en directo con sus cámaras y micrófonos. Al final, el acto se organizó el 9 de febrero en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y obtuvo un tremendo éxito. De hecho, muchos expertos piensan que esta actuación dio inicio a la Movida madrileña.


A pesar de ello, los componentes de Tos no tenían ánimos para sacar adelante el grupo, que encuadraba a Enrique como bajista y cantante y a Javier y Álvaro como guitarristas. Fue Gonzalo Garrido quien les convenció para que anunciaran a través de la radio que buscaban un nuevo batería. Tras hacer pruebas a diversos individuos, los Urquijo se toparon con el arriacense Pedro Antonio Díaz en abril de 1980. Su cualidades musicales eran excepcionales, pero su entrada en el grupo también tuvo un aspecto negativo: gracias a él, Enrique se inició en el consumo de drogas duras.


Los Urquijo volvieron a cambiar el nombre de su banda después de adquirir al nuevo batería. Garrido les persuadió de que Tos sonaba demasiado deprimente, así que lo cambiaron por Los Secretos.


Los primeros 1980

El grupo de los hermanos Urquijo consiguió firmar un contrato con la discográfica Polydor esa misma primavera gracias a la ayuda de Garrido. Publicó su primer EP (Extended Play) en septiembre de 1980, y su canción “Déjame” se convirtió en uno de los clásicos de la Movida junto con Chica de ayer, de Nacha Pop, y Para ti, de Paraíso. Enrique estaba feliz, y no solo por el tremendo éxito de Déjame. Ese mismo otoño comenzó a salir con su primer gran amor, Eloísa García-Moreno, a quien dedicaría la última canción que escribió en su corta vida, Hoy la vi. Un año más tarde, en junio de 1981, su banda publicó el LP pop (Long Play) Los Secretos.


Pero la situación se enturbió rápidamente. Para empezar, los padres de Eloísa desaprobaban que se relacionara con un músico. “Mi familia lo veía fatal. Mis padres son absolutamente tradicionales, una familia tradicional que va a misa, que quiere que su hija se case con el mejor”, confesó ella misma al señor Bargueño. Además, los excelentes resultados del EP provocaron que la discográfica promocionara varias giras en directo. Enrique, por su carácter reservado y tímido, se estresaba con facilidad durante los viajes y acudía junto con el batería del grupo a lugares donde pudiera calmar su ansiedad consumiendo heroína.


Mientras tanto, los grupos de la Movida se escindieron en dos corrientes: la más radical apostaba por el punk inglés surgido en Inglaterra en la década de los 1970, pero había otra de carácter ortodoxo que se inspiraba en el country-rock norteamericano. Los Secretos, junto con Mamá y Nacha Pop, pertenecían a esta última y eran calificados despectivamente como “babosos”, “pijos” y “blandos” por los grupos más extremistas y la prensa, que apostó por el punk británico.


La banda grabaría un segundo LP, Todo sigue igual, en 1982. El disco no obtuvo éxito porque tenía un discurso demasiado profundo para los oyentes de la época, y la relación entre Javier y Enrique empezó a deteriorarse. Javier estaba disgustado con su hermano por las condiciones en que este aparecía para tocar y Enrique pensaba que Javier no ayudaba lo suficiente en las tareas de composición y actuación.El grupo renovó su contrato con Polydor para otros dos discos y publicó uno nuevo titulado como Algo más en 1983, aunque este tampoco salió rentable porque tenía un sonido muy country en plena efervescencia del punk. A mediados de ese año, la discográfica cambió de dirección y anuló el acuerdo, ya que estaba claro que, aunque canciones como “No imagino” u “Hoy no” (inspiradas también en Eloísa) eran excelentes musicalmente, no conseguían las ventas necesarias para generar beneficios.


Crisis, disolución y refundación

Javier cambió la guitarra por el servicio militar en abril de 1984 tras tener múltiples desacuerdos con Enrique por su adicción a las drogas y por la elección del sonido country en Algo más. Por su parte, Enrique intentó desengancharse para recuperar a Eloísa, que se había alejado de él durante los últimos meses debido a sus comportamientos erráticos, pero no consiguió ninguno de sus objetivos. La banda quedó estancada entre la salida de uno de sus miembros y la pérdida del contrato con Polydor. Álvaro, que también empezó a consumir en las giras, comenzó su rehabilitación. Pedro A. Díaz volvió a Guadalajara y falleció en un accidente de carretera un mes después de que Javier se fuera a hacer la “mili” a Burgos.


Después de tratarse durante más de un año, Enrique y Álvaro volvieron a hacer vida normal. El pequeño de los Urquijo se fue a vivir con una chica llamada Marta con la que años después formaría una familia. Enrique, por su parte, consiguió que su amigo Óscar Ruiz le ayudara a sacar el grupo hacia adelante como mánager. Ya erigido como único líder de Los Secretos, fichó a su hermano Álvaro y a Ramón Arroyo, cuyo grupo

Foiegrass había grabado una segunda versión de “No imagino” para Algo más, como guitarristas del grupo. El hueco en la batería lo ocupó Steve Jordan, del grupo Cañones y Mantequilla, y Nacho Lles quedó a cargo del bajo. El mayor de los Urquijo solo cantaba, pero más tarde nombraría a un compañero que Javier tuvo en la mili, Jesús Redondo, como teclista oficial del grupo.


El álbum Quiero beber hasta perder el control, al que da título una de las mejores canciones de Los Secretos, los devolvió a la cima del panorama musical español en 1986. El nuevo disco fue sacado al mercado por Producciones Twins, así como sus siguientes trabajos: El primer cruce (1986), Continuará (1987), Directo (1988) y La calle del olvido

(1989). Enrique volvió a consumir drogas, incluidos alcohol, cocaína y pastillas, por el estrés de las grabaciones y las giras, que le causaban ansiedad y ataques depresivos. En consecuencia, Álvaro acabó por tener tanto peso en la banda como su hermano mayor. El mejor ejemplo de su colaboración es otro de sus grandes éxitos, Buena chica, cuya letra compuso Enrique mientras Álvaro creaba la melodía.


Nacho Lles y Steve Jordan abandonaron el grupo en 1989 por el mismo motivo que Javier: las condiciones en las que Enrique subía a los escenarios eran terribles. Los hermanos Urquijo y Ramón Arroyo contratarían a distintos músicos para grabar los discos que publicaron en la década de 1990: Adiós tristeza (1991), Cambio de planes (1993), Dos caras distintas (1995) y Grandes éxitos (1996). La discográfica DRO, que absorbió a Producciones Twins, se encargó de grabar temas como una versión de Frío, compuesta por Manolo Tena, Y no amanece, Ojos de gata, hecha a partir de unos versos escritos por Joaquín Sabina, o la emotiva Agárrate fuerte a mí, María, que Enrique dedicó a su hija María, nacida en 1994.


Los Problemas, muerte y legado

Enrique estaba cansado de tocar para grandes públicos y de firmar contratos con las discográficas para hacer música comercial durante sus últimos años, así que, en 1992, fundó un grupo acústico paralelo a Los Secretos con el que tocar en pequeños locales. Su objetivo era crear música “para hacer feliz a la gente”, como él mismo declaró.


Decidió llamar a su nueva banda Los Problemas, y en ella desfilaron antiguos amigos del colegio, músicos de Los Secretos y diversos artistas que se fueron cruzando en su camino. DRO publicó dos discos suyos: Enrique Urquijo y Los Problemas (1993) y Desde que no nos vemos (1998). No obtuvieron muchas ventas, pero tres de sus canciones son realmente excelentes: “Desde que no nos vemos”, compuesta en honor a su última pareja, Pía Minchot, “Aunque tú no lo sepas”, cuya música creó su discípulo Quique González, y “Tu tristeza”, en la que hace referencia a su constante melancolía.


Un año después de grabar Desde que no nos vemos, Enrique sufrió otra de sus múltiples recaídas mientras intentaba desintoxicarse para poder permanecer más tiempo con su hija María, cuya custodia compartía con su expareja, Almudena Navarro. Enrique entró en la clínica madrileña San Juan de Dios el sábado 6 de noviembre de 1999 para iniciar un nuevo tratamiento más duro del que tomaba hasta ese momento.


Pidió el alta voluntaria el martes 16. Los médicos de la clínica consideraron que se encontraba en condiciones de salir, así que le devolvieron la fianza de 200.000 pesetas que había depositado al entrar. Esa tarde, el músico se perdió en las calles de Malasaña. Según una de sus compañeras en Los Problemas, Begoña Larrañaga, “él tenía ahí enemigos. Era donde pillaba heroína y ahí él no las tenía todas consigo, tendría cuentas pendientes, no lo sé. Ese barrio a él le daba miedo”.


Aun así, la familia Urquijo sospecha, aunque no puede asegurarlo, que Enrique se dirigió desde el primer momento a un domicilio del número 23 de la calle Espíritu Santo, situada en ese mismo barrio, que ya conocía de sus noches de desenfreno. Pía Minchot fue allí varias veces para recuperar a Enrique, pero el dueño del piso, un narcotraficante, no la dejó pasar e incluso llegó a amenazar e insultar a la novia del músico cuando esta apareció acompañada de dos policías de paisano.


A las 21:18 de la noche del 17 de noviembre, un transeúnte encontró el cadáver de un hombre en el portal número 23 de la calle Espíritu Santo. Los agentes de policía que acudieron al lugar lo identificaron como a Enrique Urquijo Prieto, de 39 años, gracias a la documentación que llevaba encima. El forense dictaminó que había entrado en coma a causa de una sobredosis. Parece ser que su anfitrión intentó reanimarlo, pero como no lo consiguió, abandonó el cuerpo en el portal después de robarle el dinero de la cartera, el reloj y una cadena. Aunque esto último nunca se pudo demostrar porque no hubo testigos que lo confirmaran.


El compositor fue enterrado dos días más tarde en el cementerio madrileño de la Almudena, pero su recuerdo sigue vivo para muchos. Entre ellos se encuentran sus innumerables fans y, por supuesto, su hermano Álvaro, que sigue dirigiendo Los Secretos y que le ha dedicado numerosos homenajes junto con otros artistas como sus amigos Joaquín Sabina y Quique González.

 

*Jayro Sánchez es, a fecha del artículo, estudiante de segundo de Periodismo en la UC3M. Instagram: @jayro_sanchez

80 visualizaciones
bottom of page