top of page
  • Laura Carrascosa Esculta

Detrás de la pantalla todos somos valientes: el caso de Eurovisión

Actualizado: 6 nov 2022

Laura Carrascosa Esculta*, Getafe, 26/04/2022

Ya han pasado unos meses, pero el ejemplo del Benidorm Fest es un claro ejemplo del odio en redes y como este puede herir a la persona afectada. En España con Eurovisión siempre acaba en polémica. Este año con el Benidorm Fest no ha sido menos. Un formato que ha rescatado RTVE para darle la oportunidad a un jurado experto y al público de elegir su próximo representante en el festival de música más esperado por los amantes de la música.

Ha habido dos claras favoritas: Tanxugueiras y Rigoberta Bandini. Tanto que se ha producido una división de los eurofans entre las dos candidaturas. Todo se desató cuando el jurado le dio la puntuación máxima a Chanel y dejó atrás a las que eran claras ganadoras para España. Las redes sociales se llenaron de mensajes de odio hacia Chanel hasta el punto que la artista se tuvo que quitar su perfil de Twitter.

Solo quería traer este ejemplo a colación porque me parece un claro ejemplo de la espiral del silencio de la politóloga, Elisabeth Noelle-Neumann. Esta teoría declara que a las personas nos da miedo manifestar nuestra propia opinión y nos dejamos llevar por la opinión mayoritaria. Por tanto, actuamos sin un criterio propio.

Vivimos en una sociedad y por temor al aislamiento, actuamos de esta manera. Siempre hay una élite que no le da miedo expresar esa opinión y ese discurso se va retroalimentando con otros y más comentarios.

Puede ser que Chanel no fuese la favorita del público. Pero nos ha traído una propuesta de canción muy eurovisiva y con coreografía. ¿Era nuestra mejor propuesta? Que los expertos musicales juzguen. Pero lo que no podemos hacer como público y como usuarios de una red es atacar la integridad de una persona. Podemos decir que nos gusta más o menos la propuesta, pero nunca cabe el discurso del odio.


Sí que es verdad que cualquiera que tenga móvil, ordenador o un dispositivo con conexión a internet puede comentar todo lo que se le pase por la cabeza. No hay ningún filtro. Pero aunque nadie nos imponga unos límites, tenemos que ser nosotros mismos quienes los pongamos. Si fuese nuestra amiga, hermana, ¿nos gustaría que recibiera estos comentarios?

El artículo 20 de la Constitución Española ampara el derecho a la libertad de expresión. Somos todos libres de expresar nuestras opiniones, visiones porque eso nos enriquece como sociedad. Pero la libertad acaba cuando se pisa la de otro.

Para llevarlo a otro ejemplo de la actualidad, Blas Cantó, nuestro exrepresentante en Eurovisión, a través de una repuesta en su cuenta de Twitter. En ella, mostraba de manera clara ante un ataque que recibía: “Críticas sí, insultos no”.

Lo que el usuario de las redes sociales tiene que aprender es a diferenciar entre lo que son las críticas y lo que es un ataque personal y por tanto, pisa lo que es el discurso de odio. ¿Entonces, somos libres de publicar lo que queramos? No, a nivel jurídico esto está protegido. Está recogido en el Código Penal en el art. 510.1 en la sección a): “a) Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada.” Esto aparece tras la reforma de 2015, recoge los supuestos de este delito. Lo que persigue es la incitación al discurso del odio, es decir, promover un sentimiento que elimina al contrario.

Según la Encuesta sobre Delitos de Odio 2021, publicada por el Ministerio del Interior refleja que todas las personas encuestadas un 80% de estas han declarado que han notado que los delitos de odio han aumentado notable o ligeramente. Un 90% teme ser víctima de un delito de odio. Y por último, un 50% reconoció que había recibido ofensas y/o amenazas por redes sociales en los últimos 5 años.

Por tanto, nosotros como usuarios de las redes sociales tenemos que ser responsables de todo lo que publicamos y, al igual que en la vida real, respetar las ideas, creencias... Aún así, tenemos que levantar la cabeza de nuestras pantallas y vivir la vida real porque como dice Arnau Griso en su canción “Para que el mundo lo vea”: “Vas a pillar tortícolis inmerso en tu pantalla, la vida en 4K, cuando subes la mirada”.

 

*Laura Carrascosa Esculta a fecha de la publicación del artículo es estudiante de 5º del doble grado de Periodismo y Humanidades y secretaria de Prensa Escrita de la Asociación de Prensa de la UC3M.

36 visualizaciones
bottom of page