En ocasiones el mundo que habitamos se queda pequeño. Se reduce y se materializa en un diploma, sin vida. Tal vez un certificado de defunción pero con su número de créditos, recordándonos que somos, o hemos sido, una persona de 6 y medio o de 7. Pero que tiene su título de graduado en -insértese cualquier nombre pomposo-. Mientras, una parte de la vida especialmente bella como es la juventud se marcha.
David Paredes Serrano
Madrid, 12/12/2022
Se marcha para no regresar. Perdida por las montañas de libros, los ríos de correos y los bosques estériles de papeles; encerrada en un aula. Quizás, la juventud debiera morir por otras montañas; inmensas y nevadas. Por ríos frescos y bravos. Por los recovecos de la arquitectura de algún edificio de ensueño, o en una tarde dorada en un mercado árabe. Por las calles de una ciudad sucia y degradada como Marsella, o tal vez por los canales de Ámsterdam, buscando el mejor tulipán para una amada. O de fiesta en una pelea con ingleses ebrios -en su estado natural al salir de fiesta- por tu amigo alemán que va igual de
mal, pero que, al fin y al cabo, es tu colega.
Desde pequeños, soñamos con un reino sin corona ni tirano que la porte; tan grande como
el mundo. Porque lo mismo da ser italiano, francés, indio, americano, o español; queremos ser ciudadanos libres del mundo. Esa es la conclusión: porque hay veces que lo otro no importa. Lo del diploma. Uno termina por cansarse de oír hablar de fines de cuatrimestre, de notas de corte, de un examen el jueves, el trabajo el viernes, de becas del Ministerio. Etcétera, etcétera y etcétera de la vida universitaria.
La UC3M tiene el programa más potente de movilidad internacional de toda España.
Por ello, hay que alabar lo que tiene la Carlos y que la hace especial: la posibilidad de conseguir hacer un viaje a algún lugar lejos de esta situación presa. Lo que empezó en la UC3M con un primer convenio en el año 1991 con París X Nanterre en tiempos de Peces- Barba. Porque hoy supone más de 1600 plazas de Erasmus y 1.054 de movilidad no europea por todo el planeta.
La UC3M tiene el programa más potente de movilidad internacional de toda España, y uno de los más potentes de Europa. La voluntad de la universidad es el deseo de que sus estudiantes salgan a descubrir el mundo, y de que el mundo los descubra a ellos. Y es que en lugar de todo eso, que se atraviesa, se enrevesa y conocemos como carrera, nada sabe mejor que tomar el aire con 20 años. Con inmensa libertad, con la fuerza e inocencia de la juventud. Las llanuras de Lombardía, los canales de Venecia, los palacios de Roma y la playa de Cerdeña se sienten mejor. Conocer un mundo diferente donde se aprende más de lo que se estudia.
Tenemos mucho que decir y hacer en el mundo, que de eso no se olvide nadie.
Hay que dar las gracias al departamento de movilidad internacional de la UC3M, porque con los mismos recursos que otras universidades -y en ocasiones menos-, tenemos lo mejor. Porque pelean por poner a disposición de toda la comunidad universitaria una larga lista de opciones, posibilidades, oportunidades para ser más un ciudadano libre del mundo. Porque cuando la Carlos III hace frustrantes cacicadas, escándalos para llorar o simples descortesías para los miembros de su comunidad, pues se dice. Y no hay problema. Pero cuando hace algo que sea un acierto pleno, se admite y se agradece.
Y como conclusión, lo que debe procurar hacer de la comunidad universitaria es agradecerlo. Seguir esforzándose cada día por ser la comunidad universitaria más próspera de Europa. La Carlos III tiene mucho que decir y hacer en el mundo, que de eso no se olvide nadie.