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  • María Muñoz Calero

La generación pandémica

Cómo nos convertimos en los hijos del fenómeno que sacudió al mundo hace un año


María Muñoz Calero,

Alcorcón, 18/03/2021


La generación perdida fue el nombre que se le acuñó a un conjunto de escritores estadounidenses que alcanzó la mayoría de edad durante la Primera Guerra Mundial y vivió en ciudades europeas desde el final de la misma hasta la Gran Depresión del año 1929. En este contexto, el término “perdida” hace referencia a su espíritu desorientado y errante como supervivientes de la guerra.


Estos escritores reflejaron sus memorias y sentimientos en todo aquello que crearon, rememorando a cada instante lo que les constituyó como ciudadanos del mundo. Las motivaciones que los llevaron a ello fueron múltiples, pero la que sobresale por encima del resto es la necesidad de sacarlo fuera de su pecho. Al fin y al cabo habían visto cómo personas se destrozaban unas a otras, habían presenciado al mundo caerse a la vez que amigos y familiares suyos cerraban los ojos por última vez.


Al igual que ellos, nos hemos convertido en descendientes del desastre. Somos el producto de la pandemia, y hemos sido azotados y devorados psicológicamente por el que se debe considerar ya el evento del siglo. Hace un año tuvimos que aparcar la vida tal y como la conocíamos, pero no éramos ni la mitad de conscientes de lo que se nos venía encima.


Estaréis todos cansados de oír las noticias, de abrir internet -nótese la paradoja al estar yo escribiendo de esto en la red-, de oír a todos a vuestro alrededor hablar de ello y de no verle fin. Yo también lo estoy. Pero en consonancia con la generación perdida, no concebimos un mundo y un día en el que esta crisis no exista. Recordamos los momentos pasados en los que desconocíamos su existencia, de cuando la vida era sencilla y no debíamos preocuparnos por ningún virus.


Es evidente que la COVID-19 traerá cambios, muchos además, incluso algunos de ellos irreversibles. Nos guste o no, existe una posibilidad bastante contundente de que nuestra percepción acerca de la cotidianeidad y la vida no vuelva ser la misma jamás. No quiero desmotivar a nadie, pero es así. Como los artistas supervivientes de la Primera Guerra Mundial volcaremos toda nuestra rabia y desesperación ante la injusticia de lo que nos ha tocado vivir durante mucho tiempo más.


Formamos parte de la generación pandémica. La generación pandémica somos los universitarios novatos que cambiamos de etapa dando tumbos, son los recién nacidos que contemplaron el mundo por primera vez en su punto más bajo de las últimas décadas, son los que no pudieron despedirse de sus allegados más queridos en pleno momento de crisis.


Y no voy a venderos cuentos baratos motivacionales y optimistas en los que os diga que todo va a salir bien y que saldremos de esta. Nada de eso funciona en la realidad del universo. Despertarte cada mañana y servirte el café en una taza que te diga lo feliz que va a ser el día no va a lograr que se haga realidad. Porque si algo nos ha enseñado todo esto es que de un momento a otro todo puede desmoronarse con un simple chasquido.


Asumo que cada uno habrá tenido su experiencia y vivencias personales con respecto a la pandemia, y que como se suele decir, cada persona es un mundo. Por ello no vengo a ofreceros la solución óptima que pondrá toda vuestra vida y vuestra cabeza en orden, básicamente porque la desconozco y dudo increíblemente de su existencia.


Hemos tenido que convivir -en ocasiones sobrevivir- con nuestros sentimientos y pensamientos pandémicos desde hace un año. Habremos logrado gestionarlo de una manera u otra, aunque sea a duras penas, o incluso ni eso, simplemente aprendiendo a vivir con ello.


Aunque debo decirte que eres mucho más que toda la penuria que te ha rodeado o que aún te rodea. Por mucho que te haya marcado toda la crisis sanitaria, eres más que la graduación que no celebraste, el beso que te quedó por dar o el abrazo que te hubiera gustado recibir. Somos personas, sentimos y nos comemos por dentro ante el peligro o la desesperación. Pero lo importante es saber qué hacer con eso.


Scott Fitzgerald, Hemingway, Dos Passos, Steinbeck, Miller, todos ellos sacaron sus carreras adelante después de ver cómo el mundo se les caía encima. No te estoy animando a escribir el próximo bestseller, simplemente te invito a reinventarte. Retoma el hobby que dejaste aparcado, atrévete a hacerte ese corte de pelo que siempre quisiste llevar, cocina ese plato que viste una vez y te encantó pero no te animaste a probar. Como ya he dicho antes, la gran moraleja de la pandemia es que todo puede cambiar de un segundo a otro.


Por eso ahora es momento de que escribas tú la historia y entre todos consigamos ponerle punto final a esta pesadilla, abramos los ojos y nos despertemos del sueño.

 

María Muñoz es, a fecha de artículo, estudiante de primer año de Periodismo y Humanidades en la UC3M. Además, le encanta escribir y todo lo relacionado con las letras y la literatura, y es jugadora de voleibol en la selección femenina de la universidad. Twitter: @mariiamnz. Instagram: @mariiamnz.


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