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  • María Águila Albendea

La pandemia de TikTok

Actualizado: 6 nov 2022

Durante el confinamiento, no solo descubrimos al coronavirus, también lo hicimos con redes sociales como TikTok. Pero ¿ha cambiado esto nuestra forma de volver a la vida cotidiana? ¿es la nueva normalidad realmente distinta a la anterior?

En este artículo analizamos el impacto que ha tenido TikTok en la sociedad después del aislamiento.


María Águila Albendea*

Pozuelo 9/12/2021


Hace unos días, salí de fiesta a una discoteca y pusieron una canción que me encanta, una de esas que sale continuamente en TikTok, de la que todo el mundo se sabe el bailecito. Nada más llegó la parte que aparece en la app, se puso toda la discoteca a hacer la coreografía, fue automático, como si fuésemos robots. Pero ¿realmente es tan “moderno” como pensamos?

Estaba hablando sobre este tema con mi madre el otro día. Pensaba que me diría algo como ay estas nuevas generaciones… Pero no le extrañó en absoluto.

Me dijo que en su época también había bailes que se sabía todo el mundo y que bailaban siempre que salían. (Nunca había caído, el famoso Saturday Night era el baile de TikTok de la época.)

Sin embargo, es cierto que en esa época eran bailes que se hacían siempre en grupo, te animaban a introducirte a la coreografía con el resto, incluso podías entablar nuevas relaciones.

Los bailes de TikTok a penas duran 15 segundos y, pese a que los sepa bailar toda la discoteca, se hace individualmente, como si de repente algo nos hubiera poseído a todos por igual, pero por separado.

(Aún doy gracias de que esto de escuchar la canción y que nos salga el baile automáticamente no pase de habitual en el metro, por ejemplo, que ya he visto casos de gente a la que le ha costado contenerse, se podía intuir lo que sonaba en sus auriculares. Hasta que se daban cuenta que, estaban en el mundo real, que había gente de alrededor viendo lo que hacían.)

Después de discutir este tema, me puse a pensar que, esta nueva forma de comportarnos cuando salimos es el reflejo exacto de cómo ha cambiado la sociedad. Realmente, hacemos lo mismo que se venía haciendo 20 años atrás, pero de forma muy distinta. Los bailes en pareja, mismamente, son igualmente de dos personas, pero hemos pasado del merengue al perreo. Asimismo, también hay bailes que nos sabemos todos, pero en vez de bailarse en grupo, se hace de forma individual pese a que sea el mismo. Ese es el problema actual. Pensamos que estamos más conectados entre nosotros que nunca, cuando realmente siempre estamos solos.

Cogemos el teléfono y hablamos por Whatsapp en un grupo de 10 personas, vemos las historias en Instagram de otras 20, y los TikToks de 15, pero ¿cómo estamos físicamente?, solos.




Vivimos globalmente individualizados

TikTok ha sido precisamente una plataforma que se ha consolidado en un momento de soledad global, en pandemia. Nos ha ayudado a sentirnos unidos en la distancia. Veíamos coreografías y challenges que recreábamos en soledad, pero que nos hacían sentir conectados con el resto, que hacían lo mismo bajo las mismas circunstancias. El problema ha surgido cuando, al poder salir de nuevo, hemos trasladado esto a la realidad, nos hemos olvidado de cómo nos relacionábamos antes. Ya no hablamos con la gente, no intentamos entablar conversación alguna cuando vamos de fiesta. Bailamos los TikToks cuando llega esa parte de la canción, cuando se acerca alguien igual bailamos 5 minutos con esa persona hasta que nos empezamos a liar, con suerte le preguntamos el nombre y el Instagram (ahora habrá gente que también lo haga con TikTok), y si eso ya hablaremos por redes, pero ¿y la conversación cara a cara? Uy no, eso ya es algo mucho más serio.

La digitalización está bien, es muy útil en muchos sentidos, pero debemos tener cuidado de no convertirnos nosotros también en un ente tecnológico, somos humanos, tenemos sentimientos, necesitamos el contacto físico, relacionarnos en el mundo real, que aún existe.




NO está todo en las redes

La pandemia, nos ha apartado. Hemos decidido unirnos por redes, pero no ha servido para crear relaciones reales. Lo peor ha sido que hemos derivado todo lo que hacíamos en confinamiento a nuestro día a día, olvidándonos de que antes vivíamos de verdad.

Todos queremos volver a la normalidad, pero, antes de quitar mascarillas, restricciones… por qué no pensamos en comportarnos otra vez como antes, en relacionarnos con esa ansiada normalidad, en tener la cabeza en la realidad y no en el mundo digital, en mirar el mundo cuando caminamos en vez de estas sumidos en una pantalla con relaciones intangibles, efímeras, falsas.

Por favor, volvamos a la normalidad, volvamos a mirarnos a los ojos, a hablar a la cara, a bailar juntos, de verdad, a mantener relaciones duraderas, en resumen, a vivir en conjunto, en sociedad, y no en la idea virtual de un mundo globalmente aislado. Porque, la mayor pandemia no es la del virus, es la de las redes cuando nos pensamos que ese es el mundo real.

 

María Águila Albendea es, a fecha de este artículo, estudiante de segundo año de Periodismo bilingüe en la UC3M. Así como redactora en una pequeña revista digital llamada Falling for A. Instagram personal: @meri.aguila.


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