top of page

Mañana vuelve el Atleti

Pablo Manzano

Actualizado: 17 feb 2023

El 22 de diciembre el Atleti vuelve a los partidos oficiales para jugar la siguiente eliminatoria de Copa. Muchos nos sentaremos en frente de la televisión otra vez a ver si esta vez conseguimos no perder.


Pablo Manzano

Madrid 21/12/2022

 

Se ha acabado el mundial. La ansiada victoria de Leo Messi deja en los forofos al fútbol un vacío existencial que será difícil de llenar. Las tardes que antes se rellenaban pegados al sofá viendo esos emocionantes últimos minutos de un Australia-Dinamarca, ahora están vacías. Este catastrófico evento deja muchas víctimas en el camino, entre las que me incluyo. Gracias a Dios (o a Messi), todo desastre humano de estas dimensiones acaba trayendo consecuencias inesperadamente positivas. Así como la Segunda Guerra Mundial acabó con la extinción, casi en su totalidad, de los nazis, el final del Mundial nos trae la vuelta del Atleti. Es cierto que esta consecuencia es un poco egoísta, de la caída del nazismo se benefició mucha gente -incluso la humanidad entera-, pero para los que nos gusta el Atleti, la alegría es parecida.


Simeone lleva un tiempo poco acertado y sin ideas, pero no hay que olvidar quién es y qué ha conseguido.

Para los que nos gusta el Atlético de Madrid, el Mundial también es un evento importante, claro que sí. Deseábamos con todas nuestras fuerzas que la selección española llegara lo más lejos posible. Pero el Atleti es otra cosa. Hace tiempo que muchos aficionados colchoneros separamos el fútbol de nuestro equipo. Porque una cosa es ver un partido con tus amigos y unas cervezas, esperando que España deje de dar pases horizontales e intente meter gol. Y otra cosa es ver a tu Atleti solo y con un ataque de nervios porque las nuevas estrellas poco tienen que ver con el escudo y el viejo Calderón.


Por desgracia, este año las cosas no estaban yendo del todo bien. Eliminados de Europa y muy lejos en La Liga. Con el equipo sin mucho orden y con pocas ganas. Muchos habían caído en las tentaciones del diablo y estaban empezando a señalar al banquillo. Otros tantos seguíamos a su lado, quizá con más fe que argumentos. Hablo de Simeone, sí. Es verdad que lleva un tiempo poco acertado e, incluso, sin ideas, pero no hay que olvidar quién es y qué ha conseguido. No podemos vivir del pasado, pero ante un presente oscuro con un club gobernado por unos señores de gestión dudosa y unos jugadores que, en su inmensa mayoría, solo conocen al Atleti por Instagram, prefiero al menos mantener al único que nos recuerda al equipo de siempre.


Unocerismo o muerte

Al Cholo se le pueden criticar cosas. Fundamentalmente que haya olvidado su estilo tan efectivo que no gustaba nada, pero a nosotros nos enamoraba cada fin de semana. El Cholo y sus soldados consiguieron una racha irreal de victorias haciéndonos creer invencibles. Nos llevaron a tal estado de ilusión que el equipo creyó que, para seguir creciendo, necesitaba de los mejores jugadores que pudiera tener. Y se ha demostrado que no es cierto. El Atleti solo necesitaba a once jugadores que, más allá de alguna estrella, siempre necesaria, como Costa o Griezmann, su mejor cualidad fuera creer en todo lo que decía el míster y cumplir su plan a la perfección. Ese equipo mordía cuando había que hacerlo y sufría como el que más para mantener el 1-0. Ese equipo era mágico, pero desapareció, ya no existe, y ahora vivimos en la nostalgia de esos años gloriosos.


La rabia de ver cómo estos últimos dos años estamos viviendo una realidad completamente diferente a aquella época tan cercana hace que olvidemos quiénes somos. Que somos el Atlético de Madrid y hasta en los mejores años lo hemos sido. Porque hasta cuando éramos los mejores, perdíamos el último y más decisivo partido contra el peor rival para recordarnos que nosotros no estamos hechos para ganar. La buena gestión de Simeone nos ha confundido, nosotros no podemos aspirar a ganar al mejor Bayern de los últimos 15 años en su casa como él hizo. Nosotros aspiramos a ser felices celebrando que somos del Atleti, que la verdad, es mucho mejor.


Me hice del Atleti porque me enseñaron

Se es más feliz cuando se gana, eso lo hemos comprobado con Diego en escenarios que ni nos imaginábamos. Pero cuando uno es del Atleti, también es feliz cuando Juanfran pide perdón, roto de la pena, segundos después de fallar el penalti más importante de la historia del club. Y se es feliz porque es uno de los nuestros. Porque lo ha fallado él, pero lo podría haber fallado yo. Y mientras unos celebran que tienen los abdominales perfectos, la cara llena de ácido hialurónico y que han ganado su trigésimanovena copa, nosotros celebramos que todos sentimos lo mismo. Quizás para alguno sea poco o no sirva de mucho, pero para mí, es suficiente. Porque prefiero ganar, pero ganar con los nuestros. Mientras tanto, sigamos perdiendo. Sigamos perdiendo que hace tiempo que el equipo dejó de ser un club de deporte para convertirse en algo más. Es increíble cómo, si preguntas, muchos de esos que ven el partido solos y con un ataque de nervios tienen la misma historia. Porque uno no se hace del Atleti por los partidos que gana; uno se hace del Atleti si tiene la suerte de que alguien le enseña a serlo.


En mi caso, también fue así y me hice del Atleti porque me enseñaron. Porque me decían que era talismán, que desde que nacía no parábamos de ganar. Quizá no era yo el talismán y eran las llamadas después de un partido entre semana, donde la pregunta del abuelo siempre era: “hemos perdido, ¿no?” Y yo tenía que contarle ilusionado que habíamos ganado en Stanford Bridge con goles de un turco y un muchacho que se llamaba Adrián López. Porque cuando las llamadas se acabaron perdimos aquella fatídica noche en Lisboa, y yo no tuve otra que darte la razón después de todos estos años en los que me decía: “No te acostumbres que acabaremos perdiendo”.


Desde entonces, siempre que el equipo juega me acuerdo de lo mucho que le gustaba tener la razón y como deseaba que no la tuviera. Por eso el Atleti es diferente y lo mejor es que vuelve mañana. Vuelve mañana a jugar la Copa del Rey, que hace tiempo que no ganamos. Exactamente hace 9 años cuando, antes de entrar al Bernabéu y jugar la final contra los innombrables, todos temblábamos de la tensión en la entrada al estadio y el señor al otro lado del teléfono y que esta vez nos había llevado allí dijo: “Hoy perdemos 3-2”. Ese día no tuvo razón, por suerte. Desde entonces, los pocos que tuvimos el placer de que ese señor nos hiciera del Atleti nos juntamos todas las tardes como mañana para desear que, al menos un día más, no tenga razón. Y como nosotros muchos, porque los del Atlético de Madrid, por muy bien que nos haya ido estos últimos años, tenemos que recordar que no jugamos para ganar. Jugamos para no perder. Y seguro que lo seguimos consiguiendo.

Kommentare


© Asociación de la Prensa de la Universidad Carlos III de Madrid

¿Quieres estar siempre al día? ¡Síguenos en nuestras redes sociales!

  • Instagram
  • Twitter
bottom of page