Laura Ruiz Hidalgo,
Getafe, 10/12/2020
El pasado mes de marzo, con la declaración del estado de alarma, cientos de obras de teatro quedaron completamente paralizadas. Nueve meses más tarde, aunque muchos de esos proyectos han conseguido reanudarse y las carteleras vuelven a mostrar estrenos de nuevos espectáculos, muchos otros han tenido que ser abandonados.
En Madrid, todos los teatros han vuelto a abrir sus puertas. Sin embargo, la vuelta a los escenarios no ha sido igual para todos. Mientras que para las compañías de teatro de más renombre ha sido una vuelta más o menos sencilla por las ayudas económicas del Gobierno, para las compañías de menor tamaño y con menos prestigio ha sido más complicado, pues no han podido acceder a estas subvenciones. Así nos lo cuenta Manuel Villén Cano (Alcalá la Real, 1995), actor de teatro y uno más de los afectados del sector cultural por las consecuencias de la pandemia.
Justo en marzo había comenzado la lectura de guion de una nueva obra con la compañía malagueña Alezeiateatro, había empezado con los ensayos para otra obra -de la que a día de hoy no se tienen noticias- e iba a actuar en entre quince y veinte representaciones solo en abril y mayo. No obstante, no han llegado a veinte el total de veces a las que se ha podido subir a las tablas desde marzo. A pesar de que algunos festivales han logrado llevar a cabo las funciones que tenían programadas, la mayoría de organizaciones no se atreven a seguir este ejemplo, y prefieren no llenar las salas por riesgo a que se tenga que cancelar en el último momento por algún contagio.
Manu Villén: “El público forma parte de cualquier obra de teatro. Con las mascarillas, no se crea la atmósfera necesaria entre el público; no hay el mismo feedback”
Si ya llegar a representar no es tarea sencilla, el trabajo del actor también se dificulta sobre el escenario. “El público forma parte de cualquier de teatro. Con las mascarillas, no se crea la atmósfera necesaria entre el público; no hay el mismo feedback. Es muy frustrante”, afirma Villén. Además, añade que las mascarillas provocan que el público tenga más pudor a la hora de reírse en las comedias; no se contagia el mismo ambiente que había antes de la pandemia.
Pese a los obstáculos, el espectáculo debe continuar. El teatro es considerado como una forma de arte, por lo que es deber de todos contribuir a su protección apoyándolo, así como con su fomentación.
Foto: Teatro Real de Madrid
<<Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo>>, Federico García Lorca.
* Laura Ruiz es, a fecha del artículo, estudiante de segundo año de Periodismo en la UC3M. Instagram: @l.ruizhidalgo
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