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  • Ciro Gutiérrez Hernández

Gracias por el "centro"

Actualizado: 6 nov 2022

O “En Busca del “Centro” Perdido II”


Ciro Gutiérrez Hernández*,

Madrid, 05/12/2021


En España, a la altura de la carrera de San Jerónimo de Madrid, no sólo se habla un español contaminado; también podría decirse que se discute, confronta e insulta en español. Sin embargo esta no debería ser la tónica, ya que, en este supuesto espacio de diálogo, el Congreso de los Diputados, nuestros líderes deberían acordar, en su distancia de ideas, por el bien del país. Por el contrario, se elige apretar el gatillo del agravio, el gatillo del si te he visto no me acuerdo y nada tengo que ver contigo. Parece como si se premiase el no entenderse. Charlando el otro día con mis abuelos y mis padres en una fantástica sobremesa, me resaltaron que ellos no habían vivido semejante nivel de desencuentro entre compatriotas desde hacía mucho tiempo. Mis padres directamente no la habían vivido. Todos coincidían en lo mismo: durante y después de la transición, había temas, intereses, bases en las que hasta el comunista más radical o el mayor adepto al régimen franquista coincidían. Realidades que sólo servían a un propósito: seguir hacia delante juntos. Ya había sido suficiente una Guerra y cuarenta años de Dictadura como para no ponerse de acuerdo y vivir. La Constitución es el legado de aquel entendimiento que, junto con unos obsoletos Pactos de la Moncloa, relatan la milagrosa hazaña del compromiso por entenderse. Pero no todo es perfecto y menos aquí, en España, que no lo pasamos todo a la torera y si nos descuidamos volvemosa tener el cuchillo entre los dientes en cero coma. Pasamos de la noche a la mañana a estar juntos en la lucha contra ETA a tirarnos los testimonios de las víctimas a la cabeza. Pasamos de estar a una con el Gobierno en política exterior a “váyase Sr. González” y meternos en una guerraque ni nos interesa ni nos importa. Pasamos de ser veraces y responsables con la información a culpar por el 11-M a los terroristas de ETA. Pasamos de cumplir con los mandatos constitucionales a llevar más de mil días (¡más de mil!) con un Consejo General del Poder Judicial renovado. Pasamos de abrazarnos a escupirnos. Qué despropósito. ¿A qué nivel de teatro y pantomima hemos llegado? Abrimos los periódicos, sintonizamos la televisión, encendemos la radio y lo único que consumimos es bronca. Bronca, bronca y más bronca. “¿Me puede poner un café con leche y una tostada con tomate y bronca, por favor? Ah, y un chorrito de odio, que no falte.” Nos hemos hecho cómplices de esta verbena sin fin, de este “Show de Truman” donde todo parece guionizado y preparado. Pues no señores, no: toca decir basta. ¿Y qué tiene esto que ver con el centro? Todo y nada. Si bien decía en el anterior artículo que el centro noera un partido o un movimiento, no me retracto. Eso no tiene sentido. ¿Centro de qué? ¿comercial?. Nadie es indiferente a los acontecimientos, hay que ser valiente, echado hacia delante y tomar decisiones. Sin embargo esto no significa desencuentro. Podemos tener ideas radicalmente opuestas y coincidir en cientos, miles, incluso millones de cosas. Por lo tanto, la respuesta a la pregunta es tan sencilla como abstracta: el centro es ese espacio donde convergen nuestras esferas, donde se entrelazan las ideas, para formar uniones que nos beneficien a todos. Quién no quiere una ley educativa diseñada, discutida, formada y aprobada por todos. Quién no quiere una reforma judicial diseñada, discutida, formada y aprobada por todos. Quién no quiere un sistema de autonomías diseñado, discutido, formado y aprobado por todos. Quién no quiere una estabilidad durante las crisis diseñada, discutida, formada y aprobada por todos. Quién no quiere unos nuevos Pactos de la Moncloa o de Estado diseñados, discutidos, formados y aprobados por todos.


Somos un país tan plural y diferente dentro de nuestras fronteras, con tantas ideas y formas de vivir que en vez de abrazarlas y disfrutarlas, nos dedicamos a restringirlas, sino oprimirlas e imponer las nuestras por encima del resto. Sí, los catalanes son españoles, pero no por eso dejan de ser menos catalanes y viceversa. España no es sólo España. España es Cataluña, País Vasco, Galicia, Valencia, Castilla, Madrid, Andalucía. España es una nación de naciones y deberíamos sentirnos orgullosos de pertenecer a este proyecto. Parece como si nos diese miedo aceptar la realidad y querer escudarnos en banderas excluyentes que sólo generan conflicto. No es acertada la vieja idea de una, grande y libre así como no lo es aquella de los països catalans. Es por todo esto que el centro no existe como realidad, sino en el pensamiento de aquellos que defendemos la palabra. De aquellos que defendemos el reencuentro, el entendimiento. Ya vale de tanto y tú más y busquemos a los buenos entendedores y reconstruyamos juntos el país que queremos.


Quien no entienda esta verdad, no entiende España, o sólo entiende su punto de vista y nada más. Al final todo se resume en eso: aceptar que hay muchos puntos de vista y no dejarse cegar por la idea del egoísmo patriotero de unos u otros. Esto recuerda, quizás, a la canción del cantautor Silvio Rodríguez. Creemos que nos vienen a convidar a arrepentirnos de nuestras ideas o a transformar estas, cuando quizás lo único que buscan es hablar. Sea como fuere, en España reina el "Yo me muero como viví".


De la elegancia en la política (perdida hoy en día), mejor hablamos otro día.

 

*Ciro Gutiérrez Hernández es, a fecha del artículo, estudiante del primer curso de Economía en la UC3M.

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