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  • Leire Marián Molina

Pobreza familiar por el Covid19

Actualizado: 6 nov 2022

Leire Marián Molina,

Madrid, 29/03/2021


La crisis del covid19 no solo ha afectado a aquellos que ya se encontraban en una situación precaria antes de marzo del 2020 sino que ha hecho que a estos se sumen otros grupos que no habían necesitado antes el apoyo de ONGs. El resultado ha sido una variación significativa en el perfil de los atendidos por Cruz Roja, ahora constituido por más familias y más jóvenes.


El pasado 11 de marzo el Coordinador General de Cruz Roja presentó via streaming un resumen del vigésimo Boletín sobre Vulnerabilidad Social. El movimiento publica por lo general cuatro informes al año analizando temas relativos a la pobreza. En este número se contempla el impacto de la pandemia sobre la población atendida por Cruz Roja, que para responder a esta crisis lanzó en marzo la iniciativa RESPONDE. Entre las personas atendidas, el 21,6% no habían solicitado asistencia antes de la covid19.


Con las nuevas incorporaciones, la media de edad de las personas asistidas por Cruz Roja ha bajado de 65 a 44 años. Los “nuevos pobres” son más jóvenes y si antes predominaba la ayuda a mayores, la incorporación de hogares con ancianos se ha visto muy reducida, primando en cambio la de familias con menores. Según el indicador AROPE, casi un 79% de los participantes en el plan RESPONDE son hogares en riesgo de pobreza y exclusión social, lo que significa que sufren al menos una de las siguientes situaciones: estar bajo el umbral de la pobreza, privación material severa o que todos los miembros en edad laboral se hallen en paro.


Esta situación afecta además a la educación, pues más de un tercio de los hogares con menores de 16 años han tenido dificultades para seguir el curso escolar debido principalmente a falta de equipo informático o Internet. La brecha digital ha sido trascendental en más de un aspecto durante la pandemia, ya que el acceso a Internet y el conocimiento tecnológico han supuesto la principal defensa contra el aislamiento y la desinformación. La brecha de género también se ha visto reflejada en los hogares con la nueva situación, ya que los datos apuntan a que las tareas domésticas y de crianza han recaído principalmente sobre las mujeres. Por otro lado, un 2,5% de los encuestados ha declarado problemas de violencia doméstica durante el estado de alarma.


El fácil acceso a una red de apoyo juega un importante papel, ya que el 89,5% de los encuestados admitió haber necesitado ayuda durante el confinamiento. Este apoyo suele ser buscado principalmente en la familia o amigos, pero hay personas que carecen de gente a la que recurrir, como inmigrantes, entre los que el porcentaje que no ha pedido ayuda a nadie es más alto. Respecto al tipo de hogar más presente destacan los monomarentales, que ya partían de una situación precaria.


Determinadas medidas gubernamentales se pusieron en marcha para paliar el malestar económico como la prestación del Ingreso Mínimo Vital que, sin embargo, desconoce un mayor porcentaje de gente que aquella que lo ha solicitado. Respecto a esto también es significativo que un gran número de personas considere que no lo necesita (teniendo en cuenta la cantidad de hogares en riesgo de pobreza y exclusión) o que no cumple con los requisitos necesarios. Las ONG o entidades sociales han tenido especial relevancia a la hora de cubrir necesidades de alimentación. De cara al futuro prima el pesimismo, pues la mayoría cree que la situación se mantendrá o empeorará.

 

*Leire Marián (entrevista y redacción) es, a fecha del artículo, estudiante de tercer año de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la UC3M. Escritora, le apasiona contar historias. LinkedIn: Leire Marián Molina Twitter: @Leire13556129

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